¿Crees en una esperanza de vida?
Es evidente que el ser humano ha buscado, y busca, desde el principio de los tiempos la felicidad. Buscamos algo cuando sabemos que existe pero que hemos perdido o no tenemos. De aquí se desprenden dos conclusiones: no somos todo lo felices que creemos que podríamos ser y la felicidad existe.
Parece difícil que seamos felices hasta que no consigamos entender qué pasa dentro de nosotros. Necesitamos comprendernos y para ello conocernos. Conocer cómo es y cómo funciona el ser humano en general, cuál es el fin de su existencia... Entender cómo nos afectan nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, cómo se interrelacionan y lo que todo esto genera en mí. ¿Cómo podemos ser felices si no sabemos por qué estamos aquí? ¿Cómo podemos ser felices si desconocemos tanto sobre nuestro propio funcionamiento emocional?
Una vez que hemos identificado los pensamientos, sentimientos y emociones que en mí se generan, necesitamos decidir si queremos vivir con ello o no. El mero hecho de saber separar y diferenciar las partes que componen nuestro mundo emocional nos da sosiego y permite hacer un análisis más claro de éste.
Muchos se preguntan ¿y cómo hago esto? Con una manera auténtica de búsqueda, donde localicemos los sentimientos que mueven y que generan el principio de nuestro hacer y de nuestro pensar. Con preguntas como: ¿por qué hago esto?, ¿qué hay en mí para haber reaccionado así?, ¿cómo me siento?, ¿por qué me siento así?, ¿cómo me gustaría ser?, ¿qué busco en una relación?, ¿y en mi pareja?... Este tipo de preguntas son las que nos ayudan a conocernos y entender cuales son nuestras necesidades.
Existe en nosotros una parte positiva y una negativa. Estas dos partes conviven en nuestro interior generando cada una sus sentimientos, pensamientos y emociones. Si no sabemos identificar y separar lo que dentro de nosotros sucede nos podemos ver muchas veces desorientados ante la aparente contradicción de nuestros propios pensamientos. Pero en el momento en el que entendemos que existe en nosotros esa dualidad, y empezamos a separar cada cosa, se nos hace más evidente seleccionar qué y cómo queremos vivir. Mientras exista esa maraña de pensamientos y sentimientos nos seguiremos aturdidos y viviremos atrapados por esta contradicción interna.
Las acciones que como consecuencia generan sufrimiento en el hombre están basadas, principalmente, en uno de estos dos aspectos:
- Un pensamiento generador erróneo: algo que hemos aprendido o tomado de nuestra sociedad y que hemos convertido en una verdad válida, bajo la cual actuamos. Digamos que es una forma errónea de entender el funcionamiento de la vida y al no estar en equilibrio con las Leyes Universales genera desarmonía, aunque lo hagamos con nuestra mejor intención.
- Nuestra parte negativa que se impone. Por desgracia la humanidad vive más con la parte negativa que con la positiva, ya que la primera se aprovecha del caos que reina en nuestro interior y logra imponer su criterio. Cuando nos dejamos gobernar por la envidia, el odio, el orgullo, la ira, el egoísmo,… las consecuencias son evidentes y si no, miremos al mundo de hoy en día y a nuestro alrededor cercano.
De manera que necesitamos observarnos y comprendernos. A partir de ahí poner orden y decidir qué cosas de nuestro interior nos sirven y cuales necesitamos transformar. Esto requiere grandes dosis de curiosidad sana por preguntarse el por qué y para qué de las cosas, y un deseo de encontrar la Verdad por encima de nuestras creencias, estructuras mentales o modas. Ya lo dijo Jesús: ‘Conoce la Verdad y ésta te hará libre’.
N. B. En la Fundación para el desarrollo humano Neghadá organizamos actividades para grupos e individuos con el fin de ayudar a la gente a conocerse a sí misma y capacitarla así para resolver su problemática y a vivir de manera que no se generen nuevos problemas.
www.fundación-neghada.com (tfn. 978721008)